Tu casa como tu cuerpo es «tu templo» y debes cuidarlo como si fuese una extensión de ti mismo. También debes considerar a tu casa como un ser energético, ella también tiene sus chakras, sus cuerpos sutiles y se puede enfermar.
Toda la energía a nivel mental, emocional y psíquica es absorbida por tu casa, en ella se quedan las improntas energéticas como huellas de peleas, discusiones, accidentes, enfermedades y cualquier situación traumática que hayan vivido sus habitantes.
Esto no sólo afecta a los convivientes actuales, sino que los materiales de construcción pueden impregnarse, incluso de toda la energía de las personas que contribuyeron a su creación y construcción.
Es decir que toda las emociones de baja vibración son las causantes de esta acumulación que va pegándose en los rincones, techos, suelos y terminan generando una atmosfera tóxica que puede provocar incluso enfermedad en sus habitantes.
Por ende es tan importante que mantengas tu casa limpia de polvo y suciedad, como limpia energéticamente.
Si tu casa es un ser vivo, cuando está afectada, sus escudos energéticos se rompen, permitiendo la entrada de energías de otras dimensiones, es lo que llamamos un portal dimensional abierto.
Es un trabajo muy completo e integral que permite quitar cualquier tipo de energía de este plano y de otros que pueda interferir psíquicamente y emocionalmente.